Reset Gallery inaugura hoy, 8 de octubre de 2023, a las 11:00 am, esta exposición que reúne en torno a la contemporaneidad el trabajo de 15 artistas visuales que desarrollan temas que van desde la ancestralidad hasta la IA.
La revisión del quehacer de los fotógrafos que crean a partir y alrededor de su tiempo, de lo contemporáneo, pasa por toparse con una diversidad de búsquedas formales, estéticas y discursivas que hacen imposible llegar a cualquier mínima posibilidad de clasificación sencillamente porque la amplitud de criterios a la que se tendría que recurrir haría inviable tal categorización.
A partir de hoy, a las 11:00 am, y hasta enero de 2024, la Reset Gallery, ubicada en el Nivel Mercado del Centro Comercial Paseo Las Mercedes, mostrará al público una selección de 41 fotografías que da cuenta de la variedad de intereses y tratamientos que sus autores aportan a las imágenes que crean.
La exposición se titula Línea visual. Fotografía contemporánea y en ella, con la curaduría de Gabriel Guevara Jurado, se reúnen obras de Alexander Apóstol, Anabell Guerrero, Antonio Briceño, Gala Garrido, Jenny Woodman, Juan Toro Diez, Karim Dannery, Leonardo Martínez Hlawacz, Luis Molina-Pantin, Lyle Ashton Harris, Mónica Trejo, Ricardo Arispe, Ricardo Gómez Pérez, Rubem Robierb y Shahzeb Baldi.
En la muestra se puede apreciar el exotismo con el que Apóstol teje una identidad histórica; la visión del cuerpo femenino de Anabell Guerrero; las deidades ancestrales concebidas por Antonio Briceño; la exploración de los fetiches por Gala Garrido, o la seducción de la IA en la propuesta de Ricardo Arispe…
Guevara Jurado repasa cada una de las propuestas de los 15 fotógrafos presentes en Línea visual. Fotografía contemporánea:
Alexander Apóstol. La cultura contemporánea y sus destellos para entender el exotismo, exaltar la mezcla de razas y valorar la historia de los códigos cotidianos se muestran en esta propuesta. Una especie de Carmen Miranda establece la importancia de la repetición de la imagen como fuente actual de información valorable. Al verlo desde la actualidad, este díptico de los años 90, en su montaje y disposición, establece un aporte en la serialidad fotográfica como propuesta visual del registro de una fruta que representa, contundentemente, el trópico y su clima. Los fotogramas se multiplican sin restricciones como una especie de ejercicio. Son una prueba del valor conceptual de la identificación y de la necesidad por establecer líneas visuales desde la serialidad, en las que se combinan lo lúdico y la nostalgia. Se precisan mensajes publicitarios en un territorio lleno de influencias de diversas culturas.
Anabell Guerrero. Determina el cuerpo femenino y su repetición. En su obra Intermitencia explora la reiteración del fotograma como una insistencia de la fragmentación contemporánea. Denota una verdad en el campo del movimiento y la idea de placer desde la psicología de la desnudez y su belleza.
Antonio Briceño. Desde su mirada construye las diversas deidades de las culturas ancestrales y yuxtapone sus códigos y las formas del entorno que habitan. Desde los Shamanes, investiga y propone la valoración estética de sus signos y símbolos de comunicación con el cosmos y su comprensión del mundo. En este sólido proyecto establece cómo en la cultura urbana contemporánea existen experiencias a través de alucinógenos que provocan estados alterados y permiten liberar necesidades, además de aquellas experiencias para la comprensión de la vida y la sanación. Esta práctica ha traído la idea de una línea que valora la importancia de las culturas previas a la conquista y su relevancia en el sincretismo histórico que nos pertenece y del que formamos parte. Se nutre de la electrónica y antepone procesos en estratos, que proyectan con mayor fuerza su concepto. Su imagen en picado es una fuente de reflexión, proyectada en su ancestralidad. Propone los personajes invisibles denominados Ukabates, seres que cuidan la selva a través de la búsqueda de la forma humana. Estos van hacia la transparencia, toman por asalto la poética de la selva, su visión en la contemplación y la interpretación contemporánea de este pasaje de la historia ancestral.
Gala Garrido. El fetiche en la representación está presente en su propuesta. Para ella, la construcción de la imagen parte de componer un set de códigos en los que participa y recrea su intención de denotar los placeres y obsesiones en la sexualidad. Toma referentes de Toshio Saeki, que están basados en animes y manga, para volverlos reales. Construye su propio universo y alfabeto. Aparecen diversos símbolos venezolanos y universales sobre el morbo y sus diversos juegos. Presenta un set de intención estructurada en un espacio controlado y posado, como línea directa de comunicación. La imagen lleva adelante una estética de colores saturados de gran potencia visual, que exalta la excitación de los sentidos y determina el acto sexual. Se apropia de los referentes y los modifica en las lecturas simbólicas. Los vuelve suyos para nutrir su lenguaje fotográfico.
Jenny Woodman. Plantea temas como el territorio, la moda, el espacio modificado y la niñez. Interpreta la figura femenina en una red natural y arquitectónica que genera ambivalencia desde el plano que se separa en líneas rectas. Crea campos aislados de realidades paralelas en un mismo lugar, como una idea de relatividad sobre el tiempo y el espacio. Lo hace con una impecable construcción. Este proceso lo titulará en una serie: El rumor del follaje. Con respecto a la infancia sin frontera establece la idea de fuerza vital y del entorno como premisa de la importancia del ser humano que vive en un lugar que le pertenece más allá de las realidades de la separación, que se encuentran en el sistema apropiación territorial.
Juan Toro Diez. En su proyecto Serie Macuto, 50 años después de la foto, este artista parte del negativo y positivo de la toma fotográfica y su deterioro. Presenta un registro de hace cinco décadas atrás de una serie de obras de Armando Reverón que formaron parte de un catálogo para una exposición. Estos documentos se convierten en su fuente de investigación y, a partir de ellos, establece un valioso hallazgo con este material, que se transforma en la fuente inicial de esta propuesta. Une la idea del deterioro y la metamorfosis en el tiempo de estas placas, que generaron una nueva estética y una expresión artística apreciable de sus formas y los valores del detrito o residuo de los cambios del objeto en el tiempo. Se constituye su propuesta en una manera importante de ver esas mutaciones físicas que generan otra estética a partir del escaneo y los cambios de escala. Se brinda de esta forma una nueva visión. Tres fotografías de este prolífico proyecto se muestran en Línea visual como tema de reflexión sobre la visual de lo incontrolable, de lo cual está desarrollando una publicación notable que contempla una narrativa estructurada de una fuerza conceptual importante.
Karim Dannery. El territorio y su fuente de posibilidades, desde la observación del entorno modificado por el ser humano, se expresa en una poética del espacio construido en la imagen del Jardín de Bóboli en Firenze. Este tríptico, que denota la idea de fuente de territorialidad en un mundo principesco, es visto desde lo contemporáneo en un blanco y negro de gran contraste, para crear percepciones que ahondan en la psicología y la reflexión de una historia pasada que nos brindó el humanismo renacentista. Su esquema fotográfico, casi dibujístico, da una percepción algo atemporal de un espacio diseñado como fuente de control del mundo, que marcha hacia una estética estructurada.
Leonardo Martínez Hlawacz. Su obra se centra en la percepción de la arquitectura y su tiempo en el espacio. Se permea del recorrido, las fuentes del patrón y la repetición como elementos de su obsesión por la imagen, para declarar el orden y lo predecible. Para Línea visual ha retomado sus antiguos archivos y ha decidido presentar dos obras que tocan el tema de las Torres Gemelas. Ahonda en este tópico como elemento de reflexión sobre la estructura mundial contemporánea fundamentada sobre la estabilidad social, política y económica. Se observa un volumen puro y continuo, además de un paisaje recorrido y de distorsión visual. Es una especie esquema sobre la percepción visual de la realidad que cada persona tiene, que es distinta y variable.
Luis Molina-Pantin. La historia del arte y lo urbano como proceso desde el lugar cotidiano se muestra en un registro casi fortuito de un espacio interior. Aparecen una serie de referentes de sus obras ya elaboradas, que componen una imagen casi de registro de su espacio: vivienda y taller. Se podría establecer la naturalidad y lo accidentado de este momento como la fragmentación del orden dentro del desorden. Se comparte un ámbito privado lleno de información y símbolos de su propio cuerpo de obras. Como dice Sagrario Berti: “Las imágenes de Molina-Pantin son representaciones que constituyen objetos”.
Lyle Ashton Harris. Su autorretrato de la serie Constructor es una obra que forma parte de la Colección de Fotografías de la Tate Modern Londres y Rennie Collection Vancouver, ambas adquiridas en el año 2019. Una de las tres copias se encuentra en Caracas y forma parte de Línea visual. Esta pieza revela la importancia de la desnudez explicita y la valoración del propio cuerpo, como una fuente de belleza e irrupción desde la raza y fuerza de la sexualidad. Esta imagen abre todo un campo de comunicación, en el valor y amplitud, de los derechos de la comunidad gay. Su análisis deja ver su repercusión en la sociedad contemporánea. Se muestra la potencia definida y contundente del valor de la belleza de lo corpóreo, desde una excelente toma de su desnudez. Esta fotografía forma parte de esta serie, constituida por cuatro imágenes que determinan un hito en su conceptualización, y el espacio-tiempo de desarrollo, ya que fue realizada a finales de los años 80, momento definitivo de la historia para los derechos homosexuales. Es una fotografía de gran trascendencia que identifica y hacer emerger la fuerza, en su total naturalidad, de la imagen del desnudo.
Mónica Trejo. Fundamenta su investigación en el detalle de la naturaleza como idea de sensualidad. La captación de una imagen saturada o contrastada caracteriza su obra, en la que lo natural se vuelve, desde su óptica, en amplio y estructurado. Los momentos se convierten en múltiples interpretaciones, que tienden al mundo genital femenino y masculino. Estimula el sentido de la belleza natural y la sensualidad, asumidas con un cuerpo de obras que buscan la sutileza y la visual del detalle, en una escala que amplía y valora una percepción acuciosa del segundo fotográfico. La impresión en seda de dos grandes obras de su trabajo reciente remite, en tiempo y espacio, a las percepciones que generan un sentimiento de paz y continuidad de los pensamientos, que se convierten en la llave para realizar una fuerte lectura desde lo etéreo.
Ricardo Arispe. En las premisas del mundo actual, la inteligencia artificial deviene de un gran referente que es el ser humano. No existiría una obra, texto o la solución de un problema sin los arreglos y mejoras aportados desde la inteligencia humana. La inteligencia artificial organiza los referentes en esa fuente ilimitada que ha dado el mundo electrónico; ese que hemos nutrido para proponer esa sumatoria ilimitada de arreglos y correcciones. Este artista, se nutre de este mecanismo para generar un conjunto de obras, que se construirán durante esta exposición. Es decir, él creará diariamente tres obras, para sumar 360 piezas. Durante el período que se presenta Línea visual, interactuará vía móvil con el espectador para hacer posible esta experiencia. Arispe menciona que a partir de sus ideas y líneas de investigación crea su alter ego en el mundo virtual, capaz de generar nuevos planteamientos, a partir de las nuevas imágenes.
Ricardo Gómez-Pérez. En una de sus más recientes propuestas establece una investigación determinada por la abstracción como proceso óptico-conceptual. En sus tres piezas plantea una suerte de elementos orgánicos, contenidos por una red de soporte. Son obras autónomas que dialogan entre sí como un conjunto balanceado. La observación del detalle estimula el riesgo del cambio de escala compuesta por la ampliación de una realidad que sólo, en la contemplación sostenida, es posible analizar. Construye una fotografía contemporánea estimulante que avanza hacia un esquema de fuga visual -bajo una línea analítica amplia- con un cuadro compositivo de carácter táctil. Es una importante propuesta que forma parte de la gran trayectoria que este creador ha llevado adelante durante décadas.
Rubem Robierb. Investiga la identidad como premisa de la raza y su fuerza social en OHM. Los conceptos básicos de poder quedan demostrados en su obra Ring (2009), en la que se observa el código del dinero, el poder y la satisfacción del sexo. Este conjunto de ideas son el estímulo de su trabajo. La irruptora fotografía ampliada del empaque del preservativo XL se convierte en un impacto conceptual, donde el tamaño si importa. El empaque, que brilla bajo la medida del oro, es la fuente de poder.
Shahzeb Baldi. Propone el paisaje, el detalle y la arquitectura desde distintas fuentes. Su percepción, a partir de sus diversos viajes, establece criterios sobre la captación de la imagen, donde la pureza y la búsqueda del vacío dan ideas de un análisis de la gravedad, desde la luz y la forma. La naturaleza, y el suave contacto del ser humano y su construcción del espacio, identifican su interés en cada toma.»
@juanchi62